En el interior de la catedral de Frombork (Frauenburg, en alemán), en el norte de Polonia, a pocos pasos de la laguna del Vístula, se yergue una moderna e imponente lápida de granito negro. En su extremo superior derecho está decorada con una gran bola dorada que representa un sol rutilante rodeado de círculos concéntricos. Es la tumba del astrónomo polaco Nicolás Copérnico (Toruń, 1473), conocido por su revolucionaria teoría heliocéntrica, según la cual el centro del universo se encuentra en las proximidades del Sol, alrededor del cual giran la Tierra y los demás planetas con un movimiento circular uniforme. Copérnico desplaza al hombre y a la Tierra del centro físico del universo y pone a esta última en movimiento. Por encima de las órbitas de los planetas se encuentra la esfera de las estrellas, que permanece fija y a una distancia enorme de la Tierra. El sistema copernicano está recogido en su obra fundamental, De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), publicada póstumamente en 1543. Nicolás Copérnico murió el 24 de mayo de 1543, hace exactamente 470 años, en la localidad de Frombork.
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