Las primeras aportaciones a la astronomía en Europa serán obra de Georg Peuerbach (1423-1465) y de su discípulo Johannes Müller (1436-1476), ambos alemanes, conocido éste como Regiomontano, en la época del Renacimiento y de la Reforma, en la que los descubrimientos y los viajes implicaron más conocimientos de astronomía y el desarrollo de los calendarios. Por otra parte, el humanismo, pese a su actitud anticientífica consigue, con su crítica de Aristóteles, facilitar a otros la ruptura con los esquemas conceptuales aristotélicos. Además, su desapego de este mundo facilita la nueva visión del Sol como fuente de las fuerzas vitales del universo. El neoplatonismo, con su apego por las matemáticas y el culto al Sol no será ajeno a este desplazamiento. Habría que destacar las concepciones de Marsilio Ficino, con la identificación del Dios con el Sol y su lugar central, (argumento similar al que se encuentra en Copérnico y Kepler) y las de Domenico Maria de Novara, neoplatónico y maestro de Copérnico (quien se relacionó con los neoplatónicos florentinos durante su estancia en Italia).
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