Recién en el año 1543 se publicó el resultado de las investigaciones iniciadas en 1507. El libro se tituló “Sobre los movimientos de los cuerpos celestes”; en él se afirmaba que el Sol, y no la Tierra, es el centro del universo. Tan revolucionaria teoría marcó un importante hito en la historia de la astronomía.
famoso en la historia de la astronomía, que rebajaba la importancia del libro.
“Estas hipótesis no necesitan ser ciertas, ni siquiera probables; aportan un cálculo coherente con las observaciones; con eso basta.
Por lo que se refiere a las hipótesis, que nadie espere nada cierto de la astronomía, que no puede proporcionarlo, a no ser que se acepten por verdades las ideas concebidas con otros propósitos y se aleje uno de estos estudios estando más loco que cuando los inició. Adiós”.
El primer ejemplar impreso del libro, que estaba dedicado al Papa Paulo III (Alejandro Farnesio), llegó a manos del Sumo Pontífice el 24 de mayo de 1543.
El prefacio estaba sin firma, aunque todos atribuyeron su autoría a Copérnico.
Gracias a este subterfugio, los posibles antagonistas decidieron que las ideas expresadas eran tan dudosas que ni siquiera el autor las creía.
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Pocos días después de entregar su libro, Copérnico falleció en la ciudad de Frauenburgo, a la edad de 70 años.
Más adelante, en 1616, cuando Galileo levantó la polvareda,
la Iglesia católica inscribio este libro en el Indice de Libros Prohibidos, de donde no fue sacado hasta el año 1835.
Copérnico siempre será recordado como el fundador de la astronomía moderna. Además de su inteligencia y tesón,
tuvo el enorme valor de romper con lo que en su tiempo se consideraba una verdad irrefutable.
Sin embargo, la rotación diaria de la Tierra alrededor de su eje no fue demostrada definitivamente hasta el año 1855,
cuando el francés Jean Foucalt (1819-1868) utilizó para ello su famoso péndulo.
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